Israel, con su pequeña economía y su mercado interno relativamente limitado, debe basar su crecimiento sobre todo en la exportación.
Por ello, gran parte de la creatividad del país se ha invertido en la expansión de sus exportaciones industriales. En 56 años su valor se ha multiplicado por casi 3.000, de apenas US$ 13 millones en 1950 a US$ 52 millones en 1955, US$ 1.400 millones en 1975, US$ 5.600 millones en 1985, US$ 30.800 millones en 2000 y US$ 39.400 millones en 2006, con un aumento en ese año de 7,5% en relación al anterior.
En los último años, más del 85% de las importaciones de mercaderías - que en 2006 totalizaron 47.200 millones de US$ - consistieron en materias primas y combustibles; el 54% provenían de Europa, el 17% de las Américas, el 16% de Asia y el resto de otros países. En el mismo año, el 33% de las exportaciones de mercaderías de Israel – que sumaron 36.600 millones de US$ - se destinaron a Europa, el 40% a los Estados Unidos, el 19% a Asia y el 8% restante a diversos países. Durante la mayor parte de los años 90, las exportaciones industriales a los EE.UU. superaron a las importaciones de ese país. Esta situación se presenta desde el año 2000, aun si en el cálculo no se incluyen los diamantes exportados.
La competitividad de las exportaciones israelíes se ha reforzado merced a la adhesión a los acuerdos aduaneros GATT, así como a la constitución en 1975 de un área de libre comercio para productos industriales con la Comunidad Europea, y otra en 1985 con los Estados Unidos, para todos los productos. Gracias a ello, los productos israelíes pueden introducirse sin pago de aranceles tanto en la Unión Europea como en los Estados Unidos. Los productores israelíes pueden así enfocar un mercado 110 veces mayor que el interno y pueden también atraer a inversores que desean exportar a Europa sin pagar aduanas. Además, inversores israelíes han creado consorcios con empresas de Jordania y de Egipto, estableciendo fábricas en zonas industriales especiales, de las que exportan productos sin aduana a la UE y a los EE.UU.
Par maximizar sus oportunidades de éxito, empresas israelíes han tratado de identificar segmentos del comercio internacional donde puedan hallar un nicho especializado. La formación de consorcios con empresas industriales del exterior se apoya a veces en una combinación de innovaciones locales con una producción y penetración en el mercado en gran escala. Se han emprendido así proyectos conjuntos en campos tales como electrónica, software, equipos médicos, imprenta, y gráfica computarizada. Muchos de estos proyectos conjuntos reciben ayuda en la movilización de capital a través de fundaciones internacionales de cooperación en investigación para el desarrollo, apoyadas por sus respectivos gobiernos: BIRD (EE.UU), CIIRDF (Canadá), SIIRD (Singapur), BRITECH (Britania), KORIL-RDF (Corea del Sur) y VISTECH (Estado de Victoria, Australia).